Me defino de una manera simple, sé quien soy, lo que quiero, cuando lo quiero y cómo lo quiero. A veces tengo tan claras ciertas cosas enfocándome en un cometido que termino descuidando otras sin notarlo, pero si hay algo que tengo realmente claro es mi forma de ser. Me conozco de uña a uña, de cabeza a pies, de brazo a pierna, sé como funciona cada parte de mi cuerpo y como se acomoda mi mente a ciertas acciones opuestas, sé como soy actualmente, y también sé como sería si no lo fuera.
Si fuera una fruta sería sandía; absorbente, fácil de exprimir y en particulares casos bastante pesada. Si fuera un color sería lila. Si fuera un animal sería un tigre.
Si fuera un electrodoméstico sería un lavarropas, siempre intentando quitar manchas. Si fuera un libro sería de chistes, riéndome a cada segundo del humor más insulso. Si fuera una prenda sería un buzo, me gusta proteger y que me protejan. Si fuera una joya sería un diamante. Si fuera un objeto sería una lámpara mágica. Si fuera un coche sería un fitito, clásico que no pasa de moda. Si fuera un elemento sería fuego, pasional y calentona. Si fuera un árbol sería un pino. Si fuera una bebida sería vodka. Si fuera un día de la semana seria jueves, jugando a pasar desapercibida. Si fuera algo seria diversión. Si fuera un helado sería Dulce de leche, lo suficientemente dulce como para empalagar. Si fuera un planeta sería Plutón, aunque ya no lo reconozcan como tal. Si fuera una persona sería como soy, divertida, sencilla y con una capacidad para enojarme fácilmente pocas veces vista. Si fuera un insecto sería una luciérnaga, intentando alumbrar lugares que yo misma oscurecí. Si fuera un medio de transporte sería un barco con la vela siempre en alto. Si fuera una canción sería Lo más fino, de Las Pastillas del abuelo. Si fuera una película sería Diario de una pasión. Si fuera una estación sería otoño. Si fuera una flor sería un jazmín, porque me gustan los juegos de palabras. Si fuera un oficio seria madre. Si fuera un dibujo animado sería Timmy, de Los padrinos mágicos. Si fuera un lugar sería la playa, abierta siempre a cualquier posibilidad. Si fuera un regalo sería sorpresa. Si fuera un recuerdo, lágrimas. Si fuera una parte del mundo sería mi habitación. Si fuese un estilo, sería gracia. Si fuera un sentido sería el tacto. Si fuera un juego sería el Twister. Si fuera una hora sería las siete de la tarde. Si fuera un invento seria innovador. Si fuera una parte del cuerpo sería el corazón. Si fuera un sabor sería agridulce. Si fuera un deporte sería voley. Si fuera un olor sería propio. Si fuera una asignatura no sería pendiente. Si fuera una bandera sería Islas Mauricio. Si fuera una construcción sería la Torre Eiffel. Si fuera un mes sería Enero. Si fuera un perfume seria el mío. Si fuera un juguete sería un peluche, tierno pero entretenido. Si fuera un tejido sería nervioso. Si fuera una forma sería una pirámide, que cambia según sus caras. Y si mi vida fuese una película, definitivamente sería una comedia épica.
Cine épico y cómico, diferentes en definición, pero parecidos en historia. Las películas épicas son un género cinematográfico en el que las películas suelen ser grandes producciones con una temática normalmente dramática. El nombre se deriva de las grandes historias y personajes de la novela épica, y normalmente se emplea para hablar de películas de las llamadas "de capa y espada", aunque también se suele hacer uso del término cuando se habla de los grandes westerns. El término "épico" se refiere a películas de larga duración, que a menudo centran su trama en tiempos de guerra o de conflictos y que suelen abarcar un amplio espacio de tiempo. Se suele hacer uso de un escenario histórico, aunque también se puede hacer uso de una ubicación de ficción. Normalmente, las películas épicas centran su trama en la consecución de una serie de metas o búsqueda, las cuales tienen que ser alcanzadas por un "héroe" o por un grupo de personas. En la comedia cinematográfica el tono y el clima se crean a base de una idea que se desarrolla por medio de detalles, por el encadenamiento ligero de las secuencias, la agilidad del movimiento, la ironía espiritual de los encuadres, lo jugoso o lo áspero de la luz y de la música, la delicadeza de los detalles, la discreción de los intérpretes que saben ser dueños de la medida y de un estilo mágico. ¿Quién no pasó alguna vez por un momento de debilidad, dónde se vio derrumbar lentamente, convenciéndose a su vez de que su vida era un drama característico del género cinematográfico? Y la comedia… Bueno, yo creo que la vida siempre tiene algo de comedia, por más que pasemos siempre por algún que otro momento duro e inevitable, la vida es una comedia eterna, en la que también sufrimos, pero aprendemos de ese sufrimiento que más tarde nos lleva a aprender para luego disfrutar nuevamente. A veces los golpes son duros, pero gracias a ellos aprendemos, y con el tiempo, aprendemos a reírnos de ellos…